De la escuela de la vida a la Escuela de Sanación Profunda
Cuando pensamos en facilitadoras y terapeutas, a veces imaginamos seres perfectos, casi iluminados, que nunca han enfrentado desafíos en la vida. Pero, ¿qué experiencia real tienen estas personas que parecen tener todo resuelto? En mi experiencia como creadora del sistema de Sanación Profunda y facilitadora, sé que lo que realmente valoramos son las facilitadoras humanas.
Las facilitadoras humanas no son intachables ni perfectas. Ellas, como yo, han pasado por el barro de la vida, han enfrentado desafíos y han sobrevivido. Son las que pueden conectar con la empatía genuina porque han estado en los zapatos de sus consultantes. Prefiero facilitadoras que conocen el dolor y la lucha, que han superado obstáculos y los han convertido en sus fortalezas. Esta experiencia las hace auténticas y les permite acompañar a otros desde un lugar de verdadera empatía, comprensión y la autoridad energética de haber estado en el barro… y salido de allí transformadas.
A lo largo de mi propio camino, he aprendido que la humanidad de una facilitadora es un activo invaluable. No se trata de evitar las imperfecciones, sino de aceptar y capitalizar nuestras experiencias. Me enorgullece decir que las facilitadoras de la Escuela de Sanación Profunda, también hemos pasado por momentos difíciles y durante la Formación, los hemos sanado, liberado, resignificado y trascendido. Y es precisamente esta experiencia personal la que nos permite guiar a otros con compasión y sabiduría.
El poder de la experiencia personal es lo que transforma las sesiones en algo profundamente humano y conectado. Cada facilitadora trae consigo una historia de vida que, lejos de ser un obstáculo, se convierte en una fuente de fuerza y autenticidad. Así, nuestras sesiones se enriquecen con la amorosidad, la empatía y la comprensión que solo alguien que ha vivido puede ofrecer.
La Formación de Facilitadores de Sanación Profunda es ambiciosa, porque busca una verdadera transformación interna, la posibilidad de acercarnos cada vez más a nuestra verdadera esencia, para desde un espacio cada vez más íntegro, completo y sagrado, poder acompañar a otros a sanar también.
“Jamás imaginé lo importante en que la Formación se convertiría para mí y para avanzar en mi vida.
Yo venía de muchos años de crisis personales y de estar enferma. No se que hubiera sido de mi sin la formación, las clases y la contención del grupo y de Cris durante todo el año.
Empecé sin saber bien cuánto iba a poder hacer, tenía muchas complicaciones personales y poca claridad en cuanto a mi vida y mis objetivos y a fuerza de constancia, y perseverancia con lo que iba aprendiendo y practicando me fui fortaleciendo, recuperándome y transformándome. HOY soy otra persona.
No me siento sola nunca. Ante cualquier adversidad, tengo las herramientas para aliviar un malestar y se que también puedo ayudar a otros”.
Dolores, facilitadora.
Las sesiones se enriquecen con la amorosidad, la empatía, la paciencia, la dedicación, la atención que se le pone a cada detalle. La confianza, la vulnerabilidad, la decisión de salir adelante, la entrega, la guía, la fluidez, el respeto a los tiempos de cada consultante, la contención, la buena energía, la perseverancia, la escucha, la comprensión, la tranquilidad, la claridad, el sostén, el amor, la amabilidad y la sinceridad que solo alguien que ha vivido puede ofrecer.
¡Qué enorme es esta red de Facilitadoras de Sanación Profunda que se está armando! Me emociona saber que cada año somos más agentes de cambio en la construcción de un mundo más consciente y conectado.
Te invitamos a ser parte de esta comunidad
Si sientes el llamado de ser parte de este viaje, de convertirte en una facilitadora que integra la experiencia de vida con la práctica profesional, te invito a unirte a nuestra próxima formación.
En abril de 2025, comenzaremos una nueva edición de la Formación de Facilitadores de Sanación Profunda.
Tu camino hacia la transformación y el empoderamiento personal te espera.
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Será un honor acompañarte en este proceso de crecimiento y sanación.
Con amor, entrega y servicio,
Cris