Quiero compartirte una conversación muy especial con Vero Negrone (@veronica.negrone), kinesióloga y facilitadora de Sanación Profunda, con más de 20 años de experiencia en el campo de la salud.
Esta charla tocó fibras profundas. Porque cuando el cuerpo habla, lo que necesita no es solo un tratamiento físico… sino una escucha que contemple lo emocional, lo mental y, sobre todo, lo energético.
Estamos en la previa al comienzo del Instructorado en Medicina Energética y Rutinas Vitalizantes, y siento que esta conversación con Vero ilustra de forma hermosa cómo la medicina energética puede complementar y potenciar lo que ya hacemos en nuestras profesiones. Especialmente en el ámbito de la salud.
“La kinesiología es la ciencia del movimiento… y somos energía en movimiento. Si recibo un paciente con una tendinitis, sé que hay algo más detrás. El cuerpo me lo está mostrando. Entonces no me quedo solo con el diagnóstico: lo escucho. Y ahí aparecen los ejercicios de Medicina Energética” compartía Vero.
Los pacientes llegan con síntomas. Pero detrás de cada síntoma, hay una historia que se mueve. Algo que el cuerpo está tratando de expresar. Y es ahí donde la Medicina Energética abre puertas. Porque nos da recursos para acompañar desde un lugar más profundo, más humano y más completo.
“La gente llega con dolor, pero también con una desconexión de sí misma. A veces les pedís que hagan un movimiento simple y no pueden. No porque no quieran, sino porque se han desconectado tanto… que ya no saben cómo moverse.”
Y entonces, el trabajo empieza por ahí. Por ayudar a esa persona a volver a escucharse. A reconocer lo que siente. A recuperar su poder interno.
A salir de la lógica de “voy al kinesiólogo para que me arregle” y entrar en el camino de: me comprometo con mi salud, aprendo a sostenerla, me convierto en protagonista de mi bienestar.
“Con los ejercicios de Medicina Energética, el paciente ya no depende solo del kinesiólogo. Empieza a reconocer lo que siente, a soltar lo que lo sobrecarga, a tomar decisiones nuevas.”
Hablamos también del poder de lo simple. De cómo un ejercicio de respiración, un barrido energético o una secuencia de movimientos puede abrir nuevas posibilidades. Y de cómo muchas veces, el síntoma físico es sólo la excusa perfecta para que podamos mirar algo más.
“No hay tendinitis ‘porque sí’, no hay cervicalgia ‘porque sí’. Hay una historia energética que el cuerpo está mostrando.”
Y lo mejor: esto se puede enseñar. Se puede aprender.
Se puede compartir con otros.
Te invito a escuchar la charla completa aquí
¡Gracias Vero por contarnos tu experiencia!
Si trabajás acompañando personas —en salud, bienestar, educación—
o simplemente sentís que es momento de aprender a acompañarte mejor a vos misma…
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