El poder de conectar con tu médico interno

Hay momentos que iluminan el camino. Este vivo con Ricardo García (@yosoyricardogarcia) fue uno de ellos.

Él me invitó a conversar sobre el poder de nuestro médico interno y cómo conectar con él a través de la Medicina Energética. Fue una charla profunda, auténtica y llena de herramientas.

Hoy quiero compartirte lo esencial de ese encuentro…

¿Tenemos un médico interno?

Sí. Y esta simple afirmación puede cambiarlo todo.

Durante siglos depositamos el poder de sanar afuera: en la pastilla, en el diagnóstico, en la autoridad médica. Pero estamos viviendo un gran cambio de paradigma. Cada vez somos más los que reconocemos que la sanación real empieza adentro.

Como dije en el vivo:

«Conectar con este médico interno requiere que empecemos a darle crédito y peso a nuestra percepción interna, no sólo a lo que nos muestran los cinco sentidos.»

Esto no significa dejar de ir al médico cuando lo necesitamos, claro que no. Significa asumir un rol activo en nuestro proceso de sanación, empezar a preguntarnos ¿qué me quiere mostrar esto?, ¿qué necesita mi cuerpo energético?, ¿en quién necesito transformarme para sanar verdaderamente?

Tres niveles de medicina

En la conversación compartí que existen tres niveles desde donde se aborda la sanación.

  1. La medicina física o química, que requiere poca o ninguna participación emocional o energética de quien busca sanar.
  2. La medicina divina o milagrosa, donde el milagro aparece como algo que sucede (o no) por gracia.
  3. La medicina energética, que es humana, accesible y nos invita a un compromiso con nuestra transformación.

Y aquí está la clave:

“La medicina energética no es mágica ni divina. Es humana. Todos podemos mover nuestra energía.”

Sí. Todos podemos mover nuestra energía. No hace falta ser expertos ni tener títulos. Hace falta APRENDER.

Sanar es para valientes

Lo digo siempre: sanar es para valientes. Porque requiere honestidad, mirar adentro, tocar los dolores que nos habitan, perdonar, soltar y hacer cambios reales.

Ricardo compartió su propia historia de sanación —cáncer, operaciones, miedos, decisiones— y fue profundamente inspirador escucharlo decir:

“El proceso de sanación comenzó en el momento en que estuve dispuesto a mirar el miedo.”

Yo también he vivido esos momentos. Y si estás leyendo esto, tal vez vos también estés transitando uno. Por eso es tan importante recordarlo: no estás sola, no estás solo.

¿Cómo sé que estoy sanando?

Una de las preguntas más lindas que surgió fue esta. Y mi respuesta fue sencilla:

“Cuando te sentís más en paz, más alegre, más presente. Cuando dejás de pelearte con lo que es. Cuando podés decir que no sin culpa y que sí sin miedo. Cuando empezás a confiar en tu percepción interna.”

Sanar no es volverse perfecta, ni vivir en la “nube nueve”. Es vivir más liviana, más libre de mochilas del pasado. Es estar aquí y ahora, sin necesitar anestesiarte con comida, relaciones o excusas. Es saber que merecés una nueva oportunidad, siempre.

Para cerrar: un ejercicio de gratitud

Terminamos el vivo, como tanto me gusta hacer, con un ejercicio de gratitud. Porque agradecer es una actitud que transforma.
Te invito a probarlo:

  1. Llevá una mano al centro del pecho, a la altura del corazon.
  2. Hacé un pequeño golpeteo suave con los dedos (al ritmo de “tap…..tap,tap”).
  3. Cerrá los ojos y empezá a nombrar mentalmente todas las cosas por las que estás agradecida/o hoy.
  4. Permití que esa gratitud se expanda por tu cuerpo.

La gratitud abre puertas que ni sabíamos que estaban cerradas.

Gracias por estar del otro lado.
Gracias por buscar.
Gracias por recordar.

Con amor,
Cris

Directora de la Escuela de Sanación Profunda

COMPARTI ESTA NOTA

Notas relacionadas

[related_post]

¡Entérate de las próximas actividades!

Suscribiendote a nuestro boletín de noticias.

Seleccione moneda
ARS Peso argentino
Necesitas ayuda?